Ya lo decidí.
Cuanto menos se esfuerza uno porque algo salga peeeerfecto, cuanto menos piensa en eso, cuanto más deja que las cosas salgan como salgan, mejor va todo. Y claro, lo opuesto también aplica. Cuanto más tiempo y planificación le dedicamos, más probable parece ser que NADA salga como esperábamos.
Hoy estoy enojada. Enojada con mis amigos(as), con los de mi novio, y con los que tenemos en común. Oficialmente tengo ganas de matarlos a todos, y calculo que en algún momento se me va a pasar un poquito la bronca, pero no veo que vaya a ser any time soon.
El 20, el Día de los Novios, fue divino. Mariano cayó con unas flores chiquititas de colores brillantes que son muuuy mi gusto en flores, y caminamos de la mano hasta el río, a mirar los veleros y los nenitos jugando a la pelota. Súper idílico lo nuestro. Estábamos felices y contentos, así que tuvimos la brillante idea de combinar nuestros planes paralelos del 21. "Brillante" es irónico, aclaremos desde ya.
Mis amigas iban a venir a mi casa. Amanda, Julieta, Karina, Jazmín, Clara y yo. Pero yo había ido perdiendo entusiasmo en este plan original por motivos varios, a saber:
a) Para variar, me peleé con Clara a principios de semana porque es una SACADA de MIERDA (y SÍ, esta es la única explicación que voy a dar al respecto, ¿algún problema?)
b) Era muy probable que Juli no pudiera venir porque le sacaban una muela el viernes.
Y c) Jazmín, en una actitud nada sorprendente en ella, estaba evaluando varias otras opciones.
Para amigas así... Pero, ah, claro, yo tengo otros amigos. A mediados de semana, mientras esperábamos adormecidas en el pasillo que se hiciera la hora de entrar a Francés en contraturno, Yamila y yo empezamos a hablar sobre nuestros planes para el fin de semana. Cuando me disponía a invitarla a mi casa, ella me comentó con toda naturalidad que "las chicas" de Ciencias Naturales (específicamente, Valeria y Francisca, las dos ex de mi novio, de quienes se hizo amiga en Bariloche), la habían invitado a la isla. Re tranqui y caraduramente contenta me lo dijo. Sí, aún después de haberse hecho olímpicamente la rata el Día del Amigo, y aún después de prometerme que iba a ponerle más onda a nuestra amistad.
Hice un mega bollito con la vaga bronca que sentía, lo mastiqué, y me lo tragué silenciosamente. Liiiisto. No me dieron ganas de hablar con Alejandro y Lucas, tampoco. Todo ese grupo (Damián incluido) que una vez fue tan importante para mí, ahora sólo me provoca una nostalgia suavecita, en realidad, cero ganas de seguir hablando o de intentar -en vano- volver a los viejos tiempos.
Mientras, los chicos del CN se deshicieron prontito del ya mencionado plan de ir a la isla. A muchos no los dejaban; sus padres posiblemente alertados de la tremenda nube de humo que cubre la ciudad y que viene, precisamente, del otro lado del río. A ninguno le gustaba mucho la idea de que se les asfixiara un hijo, asumo.
Así que los chicos naturales le propusieron a Mariano que pidiera permiso a su familia para que todos fueran a la casa de fin de semana que ellos tienen en Funes, un pueblo inmediato a Rosario. Mi adorado novio consiguió permiso, nomás. Pero como toda la semana el clima estuvo bastante tecleante, también fue tirada la idea de -si llovía o estaba nublado- todos fueran a la casa de Sol (sí, la idiota que no me banco, que se quedaba con nosotros gastándose el oxígeno en MI salón mientras los demás estaban en Bariloche). Si llovía, repito.
Como mi plan original, como ya les dije, ya reunía poco y nada de los elementos originales, el sábado le propuse a Mariano que mis amigas (las confirmadas) y yo lo acompáñaramos a Funes con sus amigos. Él se mostró de acuerdo, y los dos proseguimos con nuestro maravilloso =P Día de los Novios. Pero nuestra felicidad onda vivimosenunaburbujadecristal no duraría mucho, para ser más precisos, duró hasta que me conecté esa noche.
Dami me saludó, se burló brevemente de mi nick -que aludía cursimente a los dos meses que Mariano y yo cumplimos juntos ayer-, y luego pasó a informarme que algún grupito de los Ciencias Naturales (yo no registré del todo cuál) había pasado una cadena de mails estableciendo que el 21, independientemente del clima, todos irían a lo de Sol. Nouu Funes.
Mi nabo amigo estaba indignado, porque sus amigos de la tarde -su primera opción de siempre- querían ir a un club, para lo cual había que pagar 25$ ("VEINTICINCO PESOS, o sea, me entendés, Di?!"... se, es un rata) y no, no, ni a palos iba a pasar el Día de la Primavera encerrado en la casa de alguien. La idea de Funes, en cambio, seguía siendo interesante, ¿no?
Un toquecito después se conectó Mariano, y tras un par de idas y vueltas, concluimos que iríamos a Funes de todas maneras. Si Damián estaba indignado, Mariano, en cambio, estaba completamente sorprendido y decepcionado de sus compañeros. No tenía que ver necesariamente con el tema de la casa y de que lo hubieran boludeado con eso, sino con el hecho de que esté todo mal con su curso, sin motivos obvios y sin muchas posibilidades de reconciliación, un tópico sin precedentes para él.
Al día siguiente, un grupo bastante más reducido de lo que hubiéramos esperado: Mandy, Jazmín, Matías (un flaco de mi curso que creo que ya les mencioné, que es definitivamente un tarado Y se cree que canta bien), Damián, Mariano y yo, nos tomamos el cole para Funes.
Mientras viajábamos, traté de explicarle a Kari, que inicialmente iba a venir, pero un poco más tarde, cómo llegar, tarea en la que invertí más o menos la mitad de mi crédito. Ya entrada la tarde, supimos que finalmente ella no vendría, porque no la dejaban (primer: ¬¬). Para completarla, Julieta -que efectivamente seguía con su muela a vueltas- me mandó un mensaje todo en mayúsculas: "Feliz día del Estudiante y de la Primavera". A mi alborotada cabecita volvieron toooodos los recuerdos suprimidos por mi insconsciente (?) del verano, durante el cual Mandy y yo hicimos malabares para salir con ellas, y ambas se cortaron descaradamente.
Los chicos se instalaron con la guitarra, y Mariano empezó a hacer el fuego, para cocinar hamburguesas. Astutamente nos percatamos en ese momento de que todavía no teníamos hamburguesas, así que fuimos a comprar. Apenas volvimos del almacén, descubrimos que nos habíamos olvidado del pan (faa, somos unos grosos xD), así que Damián y yo partimos de vuelta pa'llá.
-Esto es un garrón- dijo él, apenitas traspasamos el portón de la quinta-. Tendría que haber pagado los veinticinco pesos- (en este punto yo revoleé los ojos)-. ¡Pero posta! Somos tres monos locos.
-Es culpa de los idiotas de tu curso.
-No, o sea... No fueron todos. El mail lo pasó Francisca.
(Mi sangre entró en ebullición. Balbuceé "Turra de mierda" y un par de puteadas considerables, antes de poder retomar el hilo de la conversación).
-Bueno. Pero ponele onda. El año pasado, para tu cumpleaños, ninguno de tus adorados amigos de la tarde se quedó. Nosotros faltamos al contraturno, ¿te acordás? También éramos cuatro monos locos, por si te falla la memoria. Mariano y yo dejamos de hacer lo que teníamos que hacer y nos quedamos ahí, por vos. Así que le PONÉS onda.
(^^ algún día les voy a hablar del cumple de Dami, Octubre del año pasado. Ahí lo conocí a mi gil =)
-Se...-. Damián pareció reflexionar sobre mis palabras. Yo tenía unas ganas importantes de romperle la cabeza contra el empedrado de la calle, pero me las aguanté porque ya estábamos llegando al almacén e iban a haber muchos testigos (?).
Volvimos a la casa y almorzamos. Después, Matías y Dami se engancharon otra vez a darle a la guitarrita, Mariano y yo sacamos una manta y la desplegamos en el pasto, y Amanda y Jazmín se acostaron al sol. (Segundo: ¬¬) O sea, un ratito de sol todo bien pero: me-di-a pi-la! A veces realmente no sé qué hacer. No puedo entender que, si hay veces que nos divertimos tanto estando juntas, hay otras en que no entiendo qué nos lleva a seguir siendo amigas. Estaba claro que la salida no era lo ideal, listo, pero ¿tan difícil era tratar de pasar un buen rato?
Me pasé toda la tarde tirada mirando el cielo despejado y azul con Mariano. Ninguna queja al respecto, se los aseguro. Yo no la pasé mal. A ver cómo lo explico... Me molesta que todos los demás no la pasaran bien, y que indirectamente se supusiera que mi novio o yo éramos responsables de ello, o algo así. Ésa es la idea que me da ganas de ir a la escuela con una 9 mm.
Y ya en el viaje de vuelta en cole, hostigué ligeramente a Mariano para que me hablara sobre sus sentimientos hacia su curso y todo este tema, y me sentí muy mal por él. Sabía que él no se arrepentía de haber elegido la salida alterna, y que me lo repitiría incansablemente, pero que tampoco le gustaba estar mal con sus amigos. Incluso si sus amigos son... bueno, no perfectos.
Supongo que siento lo mismo. Es difícil encontrar un balance entre todo esto. Quisiera saber si hay algo que esté haciendo mal. O si a alguno de mis amigos le importa que no esté todo bien, que ya no sea todo como antes, o esa sensación horrible de que quedan dos meses de clases y después... después ya no nos vemos más.
