lunes, 7 de julio de 2008

Juego de tres (Desireé)

Ahora todo es rápido, brillante y colorido, como una vuelta de calesita, a veces de montaña rusa. Todos los días pasa algo nuevo, distinto, y siento que una especie de gran cambio está cerca, en mí, en los demás, en este quilombo en que me metí.

Me siento con Dami en Inglés o en la cantina, hablamos de enamoramientos y amistades como nunca antes lo hicimos; converso largas horas de empatía y delirios con Mariano en el MSN, y él viene a buscarme al curso cuando Francisca falta o está lejitos, y parece chuparle un huevo que le griten “¡Buena Nano!” y me mira y yo lo miro y sonreímos. Y tengo un poco de los dos, pero no lo suficiente de ninguno.

Las chicas, Mandy y Juli, se “enojaron” con Mariano, se les cayó bastante del pedestal te-queremos-para-nuestra-amiga donde lo tenían. Él y yo tuvimos una discusión bastante importante por MSN acerca de qué había pasado –o no– entre nosotros, y él en definitiva está enamorado de su novia, están bien, no la va a dejar, pero necesita poner distancia conmigo porque sí, los dos sentimos algo y no quiero dar lugar a “confusiones”. ¿Una pendejada que siento? Me encanta la sensación de saber que le gusto mucho a alguien que me gusta mucho. Hace que todo lo demás importe menos.

Además, entiendo a Mariano. Y lo entiendo con una profundidad que raya en la identificación. Sé que si yo estuviera en su lugar, si yo fuera la novia de Damián –lo que siento por Dami nunca cambió– y él estuviera solito en este mundo, habría pasado lo mismo. Yo querría decir que sí, pero diría que no. Mariano y yo no podemos ser amigos porque tirarnos onda y mirarnos a los ojos y sonreírnos así como si nada nos sale natural, pero tenemos sentimientos más intensos, más “verdaderos” por otras personas. Seguramente creeríamos amarnos si Damián y Francisca no existieran, pero hemos llegado a descubrir que el amor es algo más. O tal vez ya no estamos tan enamorados de nuestros respectivos como lo estuvimos una vez, porque honestamente nos fue muy fácil engancharnos, el uno con el otro. No sé. Barajo ambas hipótesis, concluyo que ya fue. Algo me dice que nuestra historia o lo que sea todavía no se terminó. Y puedo ser muy paciente cuando me lo propongo.

Y con respecto a Dami… Bueno, él y Mariano discutieron el tema Valeria. El primero confesó que sí, que como gustarle le gustaba, pero que no había sentimientos de por medio. El segundo revoleó los ojos cuando me lo contó.

El jueves –el día después de mi complicado intercambio de ideas acerca de nuestra relación con Mariano, que me dejó bastante sacadita– tuve contraturno, prueba de Francés. Terminé primera y, una vez que Yamila terminó, convencimos a la profesora de que nos dejara salir al pasillo. Mientras ella iba al baño, yo deambulé por el pasillo hasta que me encontré con Dami, todo parte de mi plan maestro. Sabía que él (y Mariano y mis amigas) salen de Portugués a esa hora. Pero de los demás no había ni rastros, y yo hacía rato que quería una charlita a solas con él. Así que bue, la colgué a la pobre Yami en el baño xD

Bajamos a la cantina, y apenas nos sentamos en una de las mesitas cercanas a la ventana, él empezó a hablar de Mariano. Otra vez. En este caso, que era imposible trabajar en grupo con él, que no hacía nada, que él, en consecuencia, tenía que hacer todo, y que una vez había decidido “ya fue, lo dejo estar y a ver qué pasa”… ¿y qué había hecho Mariano? –en el clímax de la narración, Dami gesticulaba y me miraba fijamente, cuestión de que yo no me dispersara ni ahí– “Una cartulina naranja. Un cua-dro-de-mier-da. Y anotó tres pelotudeces. ¿Qué nos iban a poner? Un huevo. Suerte que le copiamos a otro grupo y nos fue bien en la defensa oral…”

Me resulta casi imposible reproducir este diálogo en voz alta (para mi familia en la cena, para mis amigas en la escuela al otro día) sin matarme de risa, y que a mis oyentes les pase lo mismo. De hecho, les termina causando más el hecho de que yo me tiente tanto, que la anécdota en sí. Obviamente a Damián le puse mi mejor cara de boluda atenta, y simplemente me limité a reflexionar acerca de cómo este gil quejoso acabó siendo el gran amor de mi joven vida, y el otro gil de la cartulina naranja, pisándole los talones.

-No entiendo tu relación con Mariano- dije. Y como él se había quedado un poco callado, recuperando el aliento después de su monólogo, conseguí introducir a Valeria en la conversación, sutilmente.

Su respuesta no pudo dejarme más perpleja. Me dijo que ella “no le iba ni le venía”. Que el propio Mariano había hablado con él sobre eso –toooda una novedad para mí–, que le había dicho que no tenía drama en que saliera con su ex. Pero lo que Mariano no entendía, siguió Dami, es que si a él realmente le interesase Valeria, no necesitaría de su permiso para actuar. Que sí, que es linda, pero también medio pesada. Y algo más, algo que no entendí: que había intentado que le gustara Valeria en serio, pero que no, no le gustaba.

Ok, adiós teoría mía. Y la cosa se complica más.

Dami está enamorado. Obsesionado. Una mezcla de las dos cosas, claro, si sabré yo de eso. Él puede hablar “re bien” con cualquier chica, pero con ella se pone nervioso, hace boludeces, no consigue mostrarse tal cual es. Dejó pasar mucho tiempo, dejó pasar otras oportunidades, ya siente que le está haciendo mal. No va a decírselo, porque sabe lo que ella va a contestar. Sabe que ella no siente lo mismo por él. Sabe que tiene que superarlo, solo.

Damián tiene una Damián xD En unas cuantas palabras, describió todo lo que siento por él, todo lo que me pasa. Y no quiere decirme quién es, por el tema ése de superarlo solo. “En todo caso, más adelante…” dijo. Cuando lo que necesite sea contención post-superación, o algo así, ahí me lo va a poder decir.

Y bueno. Eso fue lo más importante. Ahora, las giladas lindas.

Yo estaba jugando con las correas de su mochila y él dejá las manos quietas que me ponés nervioso, y terminamos los dos tirando de la correa, uno de cada parte, como dos nenitos caprichosos y “¡DI, pará!” y nos tentamos.

Y yo dándole con un caño a Clara, as always, (no tenemos una relación muy armónica, a decir verdad) y le conté lo del hermano boludo de ella que me había encarado, y él preguntándome cuántos años tenía y haciendo gestito y comentario “le hubieras dado bola” y riéndose, y enganchando el tema Clara –es fea, dijo él al toque, como ayudándome con el listado de defectos– yo comenté que no importa que una chica sea fea si es segura, que de hecho a las feas seguras les va mejor que a las lindas inseguras.

-Ponele, yo sé que no soy linda pero no por eso…- ensayé.

-¿Vos?- y ahí me miró-. Vos no sos fea.

Yo era un escrache que había dormido sólo unas seis horas la noche anterior, o sea, ojeras hasta el piso y pelo enquilombado de dos de la tarde.

-Bueno…- intenté reponerme. Hace más o menos un año que espero que él me diga algo así, ¿entienden?-. Pero no soy de esas chicas que uno dice “Uh, qué buena que está”.

Y Damián se rió, e insinuó que yo no podía saber con seguridad ese tipo de cosas. Me quedé completamente pasmada.

Cuando volví a casa, le conté todo a mi mamá y a mi hermana con entusiasmo, y después me conecté y pasé unas tres horas chateando con Mariano, boludeando, jugando al “veo veo” y al “yo nunca”, reemplazando un trago por un zumbido. Como si nuestra semi discusión del día anterior nunca hubiera existido, adaptándonos a la dinámica de ser buenos amigos aún sabiendo que no lo somos.

Al día siguiente, es decir, el viernes, Dami se sentó lejos en Inglés ¬¬, y en esa misma clase noté que Francisca había faltado. En el primer recreo hubo un momento medio raro cuando saludé a mis dos amiguitos de Ciencias Naturales juntos, que estaban frente a mi salón charlando con un par de mis compañeros. Mariano estaba hablando, y tenía un brazo cruzado sobre el pecho, sujetando el otro. Yo coloqué mi mano sobre su brazo, para llamarle la atención, y entonces dejó de hablar instantáneamente, nos saludamos, “Hola” “¿Cómo va?”. Sentía los ojos de Dami clavados en mi persona. Cuando toqué el brazo de Mariano, él lo dejó caer como si se hubiera quemado, y nuestras manos se rozaron. Saludé a Dami. Me pregunté si se daría cuenta de que hay algo medio tirante y ansioso entre Mariano y yo, y lo más probable es que sí, que sepa, al menos intuitivamente.

En el siguiente recreo fue que a mi preceptor le saltó la térmica y nos hizo quedar a todos al salón como castigo por el quilombo pre-Bariloche que se mandó mi pacífico curso, y Mariano se quedó en el salón conversando conmigo y nada más que conmigo, y yo sabía que todos estaban pendientes y eso me puso incómoda, pero él estaba tranqui, como ya les mencione antes, él quizás tiene todo más claro que yo, o simplemente es mucho más seguro de sí mismo.

Creo que quiero besar a Dami. ¿Sorprendidos? Bueno, en mi cabeza tiene sentido. Es jugado pero, si se piensa en ello, es menos jugado que una declaración, y puede que más fructífero. Además, tendría algo. No me quedaría con el “¿y si…?” el resto de mi vida. Se, sería medio raro. No puedo estar segura, por otra parte, de que él no me va a rechazar. Y sé que él quiere a otra chica. Pero no me importa. Y una parte de mí, la más retorcida, ansía ver enojado a Mariano, enojado y dolido, así como me siento yo.

Y si soy una turra, ¿cuál hay? Y si estoy jugando a dos puntas, ¿cuál es el problema?

Tengo 17 años. Tengo el resto de mi vida para hacer las cosas bien.

2 comentarios:

Ed dijo...

eloo!
pasaba pro el blospó para conocer :)
podria decir muchas cosas porq da para decir mucho, epro no tengo tiempo.
igual, todo se resume en tu frase "Tengo 17 años. Tengo el resto de mi vida para hacer las cosas bien."
o sea, that is the post.
viva la vida doña.

btw, la oveja q masca el pasto me desquicia, pero el mp3 player sale como trompada. buena musica de lectura.
dejo beso y abrazo.
effeame gorrrrrrrrrrrrrrrrrr q soi gold! ( ni la mas puta q mierda sera eso, pero te aseguro q lo soy.)

Anónimo dijo...

Estoy ENAMORADÍSIMA de un flaco hace seis años (etiqueta él), y nunca nunca tuve el valor de ir y darle un beso. Tuvimos varios "casi-casi", pero NO. Lo más cercano que hice fue ponerme en pedo y decirle entre lágrimas (patético) que por favor me de un beso -no me lo dió - ..
Asique querida, si llegás a encajarle un beso, te voy a aplaudir de pie

te mando un besito, y hacé las cosas más, en vísperas de bariloche vale todooo