domingo, 29 de junio de 2008

Lunes normal (Desireé)

12 de mayo

Resulta que los lunes empezamos con Estadística. Y después una materia ridícula que se inventaron los de nuestra escuela que se llama Proyecto de Investigación e Intervención Sociocomunitaria. No se preocupen, a nadie se le ocurrió escribir el nombre completo de la carátula. Queremos que los marcadores nos duren el resto del año. Cuando uno termina de leer el nombre de la materia –y lleva bastante tiempo, no digo que no– supone que la materia va a estar buena. Que te van a dejar salir de la escuela, y le vas a ir a contar cuentos a los chicos de la calle, o a organizar un taller de teatro, o a leer poemas en un bar. Pero no. Nosotros tenemos a una vieja que mide un metro cuarenta, que se viene con unos zapatos de cuero de lo más folkloricos, una larga pollera celeste, y unos saquitos tejidos increíbles. Y si la vieja fuera una loca interesante, todavía. Pero no.
Nuestra profesora se tilda a mitad de una oración. Lo juro. Está hablando hablando y –pausa– y –más pausa– y –un poquito más de pausa– y ahí Iván, el graciosito del curso comenta “ponele una ficha a la profe a ver si arranca” y todos nos morimos de risa, y recién ahí la mina retoma lo que estaba diciendo. Por otra parte, lo que nos “enseña” es bastante pelotudo. Dale que dale con la investigación científica en las ciencias sociales, y el “análisis de las situaciones problemáticas” y ordenar del problema más chiquitito al más grande (se llama especificación, creo) y cosas así. Para mí, estar en quinto es lo más. Imaginense que todas las materias son así. Todas las materias una muy buena excusa para perder el tiempo.
Aún mejor, en quinto no hace falta estudiar. Yo igual en ningún período de mi vida estudié demasiado (traducción, jamás en mi vida estudié nada) pero la consecuencia es que tengo dos materias previas. Creo que este año no me voy a llevar ninguna. Y no porque vaya a empezar a tocar un libro ni nada. En serio. Es que no hace falta. Mandy estudia igual, por supuesto. Mandy es quien me recuerda a mitad de clase de Estadística que teníamos que hacer un Review para Inglés, y que deberíamos haberlo entregado hace dos semanas. Y como me gusta Inglés (es mi materia preferida) bueno, hay que usar la clase de Estadística para algo útil.
Los idiomas son lo más importante para nuestro colegio. Obligatoriamente, todos tenemos dos: una primera lengua, a la que se le dedican unas cinco horas semanales, y una segunda, a la que se dedican tres. Las mías son respectivamente Inglés y Francés. Hay además algunos fanáticos –como Amanda y Damián– que eligen hacer un tercer idioma, Portugués (pero en lugar de aprender, terminan en los baños del entrepiso, mis amores).
Inglés es la tercer hora en el menú de los lunes. Nos mezclan con gente de los otros dos polimodales, Ciencias Naturales y Comunicación. Nos reunieron en grupos según la nota que sacamos en la cuatrimestral de Inglés de hace dos años. El nuestro es el grupo más avanzado, así que miren como las mujeres SÍ somos más inteligentes que los varones: ponele que haya veinte personas en el grupo, dieciocho son mujeres y varones, sólo dos. Uno es Dami, porsupu (que con 17 añitos se sacó una B en el First Certificate Exam, y por supuesto se quejó mucho muchito porque él quería una A) y el otro es un gil que se llama César.
En las clases de Inglés, a Mandy y a mí nos acompaña nuestra buena amiga Karina. La profe se llama Miss María, y es de las pocas que tenemos que no es una completa tarada. Tendrá unos treinta y cinco, cuarenta años, y se nota que le encanta su trabajo. Por supuesto, esto a mis amigas y a mí no es que nos interese demasiado, y lo cierto es que nos pasamos la mayor parte hablando de cualquier pavada.
Debo aclarar, por cierto, que Yamila también se encuentra en esta clase. Y, casi desde el comienzo de las clases, ella y Damián se sientan juntos. Esto no me molestaba el año pasado, claro, cuando yo también andaba por ahí, pero ahora sí que sí, obviamente.
Bueno, la particularidad de esta clase –oh! casualidad– fue que ellos no se sentaron cerca. Ni siquiera los vi saludarse. Dami se quedó con el gil, y Yamila, sola, en la otra punta del salón.
No sé. ¿Significará esto algo? Por el momento trato de que no afecte demasiado mi vida, y sigo con mis amigas riéndome de mis pavadas y no me acerco a Dami.
Pero bueno, Mandy yo estuvimos pensando que hay que volver a salir con los chicos. Con Dami, Ale, Lucas, los tres juntos. Siendo honesta, los veía más en el verano de lo que los veo ahora. Y no sé si estoy definitivamente lista para decirles chau chau.
Los lunes me gustan. Después de Inglés, hay una hora de Psicología y después una más de Filosofía y listo. En Psicología hacemos trabajos sobre estímulos y respuestas, y mientras converso un poco con Daniela, y nos reímos bastante. En Filosofía todos parecemos estar haciendo la cuenta regresiva de minutos hasta que toque el timbre, menos Marisol, que levanta la mano para leer su tarea, sin falta.
Y mi vida sigue bastante igual que siempre, entretenida y variada, por lo menos. Incluso las cosas que se han hecho costumbre –como las pausas de la profe de Proyecto– siguen siendo divertidas. Pero creo que ya va siendo hora de ir afrontando miedos y despejando dudas.
Todo lo nuevo asusta un poco. Sé que tengo que dejar mi comodidad, mi rutina actual, y hablar con mis amigos. Incluso si voy a despedirme de ellos, quiero decirle lo que siento a Damián antes de que suceda. Sino, siempre me voy a arrepentir. Ah, y además, hay una novedad bastante inminente. El 27 de junio llega mi “hermano” desde Alemania. Se llama Hans. Cuando eso pase, ya no me voy a ver obligada a contarles un lunes normal. Voy a tener mucho mucho más para decir.

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