domingo, 29 de junio de 2008

Simple, simple post (Mandy)

21 de mayo


Aunque no parezca, hay sólo dos actividades que me hacen realmente feliz.
Una de ellas es dar vueltas en auto, especialmente por la noche, cuando la ciudad está completamente iluminada y llena de vida. Cuando era chiquita no teníamos auto, entonces cada vez que visitaba a mis abuelos, que sí tenían, les pedía por favor que me llevaran a pasear luego de cenar. Y aunque ya estaban bastante cansados para esa hora, accedían a mi pedido sin pensarlo dos veces.
Esos viajes tan cortitos me eran suficientes, y aún hoy lo siguen siendo. No me importa cuánto duren, porque me conformo con ver la gente que pasea, los carteles luminosos, los bares, las avenidas, la noche en sí. Puede ser aún más perfecto si la ventanilla está baja y hay un buen CD puesto en el reproductor de música. Aún en verano prefiero mil veces el viento en la cara que el frío monótono del aire acondicionado (esto se invierte durante los viajes largos obviamente jeje).
La segunda actividad que más me gusta es nada más ni nada menos que andar en bicicleta.
Para muchos, esto puede ser una tremenda estupidez, pero hay que tener en cuenta que vivo en una ciudad, y que se complica un poco el tema de “salir a dar una vuelta”. Las calles son un desastre y un quilombo de autos, colectivos y motos.
Aunque fuera posible andar por lo menos durante diez minutos sin que alguien te lleve puesto, no hay comparación con andar en bici en un pueblo o una pequeña ciudad. Eso es algo que realmente te despeja la mente.
El fin de semana pasado fui a la casa de mis abuelos, que viven en una ciudad mucho más chica que Rosario, pero mucho más linda. Agarré la bici de mi prima, que no estaba, y salí a dar una vuelta. Al principio no sabía muy bien si debía ir por la calle (acostumbrada al tránsito pesado de las grandes ciudades), pero no lo medité más y me fui. Hacía muchísimo tiempo que no andaba en bici, y fue algo muy… “llenador” . Ojalá acá tuvieramos un tercio de la tranquilidad que encontré en la ciudad de mis abus.
Este tipo de cosas te ayudan a distraerte de los problemas cotidianos, que muchas veces ocupan la mayor parte de tus pensamientos hasta que decidís “alejarte” para respirar un poco de paz.
Últimamente mis amigas y yo nos preocupamos por qué carrera vamos a seguir, o cuán difícil nos resultará cursar los primeros años de facultad. Sabemos que es un gran cambio y que es algo que debemos transitar sí o sí, ¡pero tenemos tantas dudas y miedos!
Despejarse fue bueno, pero es hora de volver. Qué fácil es olvidarse de todo con tan sólo una bicicleta. Las cosas simples de la vida, las menos complicadas.
Atte.
Mandy

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