domingo, 29 de junio de 2008

Sobre la amistad (Desireé)

Cuando entré a wordpress recién, lo primero que vi fue un fragmento de un blog de Harry Potter –uno de veinte mil– que pretendía contar las historias que quedan abiertas al final del último libro. Había incluso una “escena erótica” entre uno de los hijitos de Harry, ahora crecido, y otro de los personajes. La cantidad de gente estúpida en este mundo es directamente proporcional a la cantidad de basura que hay en Internet.
Perdonen si estoy un poco brusca hoy. No estoy teniendo una muy buena semana.
Estuve pensando bastante últimamente en lo difícil que es tener amigos. No sólo para mí, quiero decir. Ése fue el tema de esta semana para mí. ¿Por qué es tan difícil entender a la gente que queremos, a la gente que es supuestamente más compatible con nosotros?
Mi amiga Marisol no es parte de mi grupo; tiene el suyo propio. Clásico grupo de chicas lindas, sociables y gritonas, amigas del clásico grupo de chicos lindos, sociables y deportistas. Pero hay problemas en el paraíso, aparentemente. Las chicas son bastante duras con Marisol porque ella se colgó mucho durante el verano. Planteos y bardeos. Ella trata de explicarles, o como mínimo de decir seriamente lo muy herida que se siente, y ellas se ríen. ¿Las chicas son unas forras? No sé. Capaz son perfectamente normales. ¿Marisol debería dejar de juntarse con ellas? Por supuesto, dirán algunos, nadie merece ser maltratado. Los malos amigos no son amigos de verdad. Todo bien, les digo yo, pero sigan leyendo.
Tengo otra amiga, Daniela, que tampoco es parte de mi grupo. Su grupo está desperdigado en los otros dos polimodales, Ciencias Naturales y Comunicación. Es un grupo de esos armados antes de la separación de Tercero, antes de la elección de modalidad. Estas chicas son las que son medio rapiditas, divertidas y con carácter fuerte, al menos la mayoría, aunque hay algunas excepciones porque son muchas. Es un grupo variopinto, por así decirlo. Estas chicas son amigas del grupo de chicos fiesteros, varios más grandes y/o repetidores, y frontales. Daniela se enganchó con uno de estos “amigos” recientemente, uno que se llama Manu, y es tirando a buenito e ingenuo si se lo compara con el resto. Va al Comunicación. Al grupo de Daniela no le gustó nada nada que Daniela se enganchara con Manu. “¡Es un amigo!” dijeron indignadas. Dani replicó que a ella no le importaba, que el flaco le gustaba y listo. Sus amigas se enojaron. Ella se sorprendió. Planteos y bardeos. ¿Daniela debería dejar de juntarse con ellas? Por supuesto, dirán algunos, Dani debe correr a los brazos de Manu. Si sus amigas fueran buenas amigas la apoyarían. ¿No es así cómo debe ser?
¿Y qué puedo decir de mi grupo? Si me hubieran preguntado hace unos meses, hubiera dicho que tengo dos. Uno es el de Lucas, Alejandro, Damián y, antes, Yamila. El otro es el de Amanda –pero Amanda es algo superior e independiente a cualquier grupo, por supuesto–, Julieta, Karina, Clara y Jazmín. Y en ambos grupos hubo y hay problemas.
Creo que tal vez es naturaleza humana. Nos asusta lo que es diferente a nosotros, por eso elegimos lo que, en un principio, parece “menos” diferente. Pero, cuando vamos conociendo a los demás, encontramos más y más distinciones. Y ahí nos asustamos otra vez.
Supongo que ya no puedo considerar a Lucas, Alejandro y Damián como “mi” grupo. Ahora, son simplemente mis amigos. ¿Cuál es nuestro problema? Que los creí más leales de lo que son. Que esperé mucho de ellos. Siempre espero mucho de la gente. Yo hago lo que la gente recomienda pero nunca hace. Lo que ni Marisol ni Daniela harían. Primero pongo esfuerzo, y trato de salvar la relación y todo eso. Y sino funciona, me peleo irremediablemente, como pasó con Yamila. Lo hago. Es yo, es lo que soy.
Ahora bien, con mi otro grupo, con mi grupo “oficial” de compañeras de curso, no tengo tanto en común como con los chicos. Julieta es una máquina de estudiar y además es federada en natación, así que se la pasa entre esos dos munditos –si esos llegan a ser algún día mis dos munditos, juro que me corto las venas–; Karina es Testigo de Jehová y se la pasa en sus reuniones; Clara es la más extrovertida y anda por ahí bailando cumbia (en el pasillo de la escuela, por ejemplo) y conociendo chicos; Jazmín es, en varios sentidos, la adolescente típica, un rol con el que jamás me identificaré. A decir verdad, tenemos nuestras diferencias evidentes. No sé porqué terminamos juntas, pero tan mal no nos va. Nuestro problema, sin embargo, es simplemente ése. Por ahí no tenemos demasiado en común.
No hay relaciones perfectas, lo sé. Los involucrados suelen tener la mala costumbre de arruinarlas. Pero, ¿cuál es la solución? ¿Levantarse e irse? ¿Seguir poniéndole voluntad, aún cuando sepamos que hay cosas que no pueden corregirse? No sé. Hay ciertas cosas, como los blogs de Harry Potter y la amistad, que siempre me van a parecer un poco bizarras y confusas.

No hay comentarios: