domingo, 29 de junio de 2008

Queridos '90: (Mandy)

Te escribo luego de mucho tiempo sin vernos. Ya han pasado 8 años desde la última vez que nos encontramos.
No recuerdo mucho sobre vos porque en ese tiempo me tocó ser niña. En realidad, sí recuerdo tus locuras y ocurrencias, pero quién sabe si fueron así como las imagino, porque cuando uno es pequeñito ve las cosas un poco distintas a como son en realidad. Los lugares son siempre más amplios, más coloridos; las personas más altas; el tiempo tan lento;…
Hoy, antes de clase, mis compañeras recordaban sus juegos de la infancia, y cientos de imagenes se me vinieron a la cabeza. No tengo hermanos, pero por suerte me tocó crecer junto a una prima que también era hija única, y entre nosotras sólo había un par de años de diferencia (sí, sólo un par. Dos años de diferencia). Siempre fuimos muy unidas, y sobretodo a la hora de jugar. A veces pienso que en ese entonces, los chicos teníamos más imaginación que los de ahora, y no nos bastaba con ver tele y entretenernos con las Barbies, porque lo más divertido, lo que era todo un desafío, era inventar cosas nuevas para matar el aburrimiento. No dudo al decir que mi prima y yo eramos las mejores para eso. Jamás pasamos más de 5 minutos sentadas, aburridas y sin hacer nada, porque ya era un compromiso - e incluso una competencia - cambiar repentinamente la expresión de nuestro rostro y gritar: “¡Tengo una ideeeea!” (Sí, con muchas E, porque cuantas más usábamos, más emocionante se iba poniendo la cosa).
Y así transcurrió toda nuestra infancia. Y creo yo que fuimos felices.
Otra razón por la que no me arrepiento de haber nacido en 1991 es que los programas infantiles eran verdaderamente programas infantiles. Divertidos, inteligentes, sanos,… ¿Quién no miró alguna vez “El reloj de Bernardo”, “El fantasma escritor”, “¿Cómo y por qué?”, “Clarissa lo explica todo”, “¿Le temes a la oscuridad?”, “Sabrina la bruja adolescente”,… y sin contar la cantidad de dibujos animados que había, porque eso ya sería demasiado; te aburriría a vos y a los lectores.
¡Y la ropa!… ¿A quién le importaba si los colores de la remera y el pantalón combinaban o si era de marca o no? Ah! Esos años no tienen comparación…
Como ya dije, no se si las cosas en verdad fueron como las relaté, pero eso es lo que está en mi cabeza y es mi pequeña gran idea sobre ese tiempo de tranquilidad e inocencia que viví. Probablemente cuando termine esta década tendré muchas cosas para contar sobre mi adolescencia y las cosas que viví durante todo este último tiempo, pero hoy quise dedicarte este espacio de wordpress para escribirte, y espero que quienes estén leyendo esto sientan las ganas de dejar su opinión y contarme cómo vivieron ellos los ‘90. Yo por mi parte me despido.
Atte.
Mandy.

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